𝐅𝐄𝐑𝐑𝐀𝐍𝐓𝐄, 𝐄𝐥𝐞𝐧𝐚, _𝐋𝐚 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐩𝐞𝐧𝐝𝐚_, (𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐯𝐨𝐥𝐮𝐦𝐞𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐠𝐚 𝐃𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚𝐬), 𝐏𝐞𝐧𝐠𝐮𝐢𝐧 𝐑𝐚𝐧𝐝𝐨𝐦 𝐇𝐨𝐮𝐬𝐞
Me ha llevado casi completar la lectura de este primer volumen darme cuenta de que yo había confundido a «la amiga estupenda». No entendía cómo se podía tildar de «estupenda» a semejante personaje. Pero —y esto es lo que le da tanto valor a este libro—, Elena Ferrante juega con la ambigüedad de ese concepto para, precisamente, confundir. ¿Quién es la estupenda de las dos amigas? ¿La más inteligente que no duda en emplear cuantas armas tiene a su alcance para dominar y manipular a todo su entorno? ¿La que se esfuerza por entenderla, quererla y, además, por hacer lo posible para escapar del barrio que la asfixia?
Me atrajo desde el principio saber que los cuatro volúmenes —en mi poder desde el día de reyes— tratan la historia de dos amigas. La amistad entre mujeres es uno de mis temas preferidos. En este primer volumen, Ferrante cuenta la relación de Lenù y Lila durante la infancia hasta el final de la adolescencia. Con todo detalle, sin dejarse una pizca de lo que Lenù, que es quien narra la historia en primera persona, siente con respecto a Lila. Nos describe hasta el más íntimo de sus pensamientos y todas sus emociones, incluso las inconfesables. Y lo hace con un propósito: evitar que Lila borre toda su vida sin dejar rastro, incluida la relación entre ellas.
Como telón de fondo la ciudad de Nápoles o, mejor, un barrio marginal e intenso en el que solo vale la ley del más fuerte. Las dos amigas tratan —cada una a su modo— de sobrevivir en un lugar difícil, con la pobreza y la violencia comiéndose cualquier atisbo de esperanza. Uno de los aspectos que más me ha impresionado es la certeza de que existe la maldad, sin paliativos. Como ejemplo, valga este diálogo entre ellas dos: «Desde siempre, la diferencia entre tú y yo es que a mí la gente me tiene miedo y a ti no», dice Lila. «Tal vez porque tú eres mala», contesta Lenù.
«Es posible», reconoce Lila.
Una vez leído este primer volumen, sé que no podré dejar de leer los otros tres. Aunque su intensidad emocional requerirá darse un respiro entre uno y otro.
Lo recomiendo a todas las personas que, como yo, adoran las historias íntimas de la vida misma, a pesar de que nos caigan lejos, como este Nápoles de mediados del siglo pasado.
@ElenaLaseca

