El pasado jueves 26 de junio, la novela Llámame Pingüina vivió un momento especial en la UNED de Calatayud, en el marco de un encuentro organizado con la colaboración del Centro Asociado y de su director, Luis Joaquín Simón, quien condujo la conversación con cercanía y profundidad.
En el salón de actos, rodeados de una exposición de arte que parecía dialogar en silencio con las emociones de la novela, compartimos una hora larga de palabras, preguntas, confidencias literarias e historias personales. Hablamos de veranos iniciáticos, de juventudes llenas de pactos invisibles, de mujeres que heredan silencios y también de las formas en que la escritura puede ser un modo de comprender el mundo.
📷 Las imágenes que hoy comparto lo cuentan mejor que yo: el cariño de quienes vinieron, los libros que cambiaron de manos, las miradas atentas, y esa sensación —tan difícil de explicar— de que la literatura puede abrir una rendija para quedarse un rato más.
🎵 También tuvo su espacio la banda sonora que acompaña la lectura de la novela. La música, como ocurre en la historia de Candela, no es solo fondo: es hilo emocional, es ancla, es memoria. Aunque no sonó, muchos asistentes reconocieron los títulos y sintieron cómo se tejía una capa más de sentido sobre lo escrito.
💬 Y, por supuesto, hubo tiempo para las conversaciones espontáneas al final, las dedicatorias, las sonrisas tímidas, y ese agradecimiento que solo puede nacer cuando lo literario se vuelve encuentro.
Agradezco de corazón a la UNED de Calatayud por abrirme sus puertas, a Luis Joaquín por su lectura generosa, a Julia Olivas por su colaboración, a Ser Calatayud y Radio Alto Jalón, por sus entrevistas y a cada una de las personas que llenaron la sala de escucha.
📌 Si aún no has leído Llámame Pingüina, puedes encontrar más sobre ella aquí.
Y si estuviste allí… gracias por formar parte de ese pequeño milagro que ocurre cuando una historia, por fin, encuentra sus lectores.