El 15 de octubre, el salón de actos del Museo Pablo Serrano (IAACC) se transformó en un espacio de memoria compartida. Allí se presentó KOMBOLÓI, un libro coral que nace como homenaje al escultor Francisco Rallo Lahoz, y que reúne voces, afectos y miradas distintas en torno a su figura.
Tuve la alegría de participar con mi relato “La Pilara”, inspirado en uno de los cabezudos más queridos de la Comparsa Municipal de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza. Quise que ese personaje, mitad leyenda y mitad ternura, fuese un guiño a esa Zaragoza viva que tanto fascinó a Rallo, y en la que sus esculturas siguen respirando.

El título del libro, KOMBOLÓI, alude al rosario griego de cuentas que se deslizan entre los dedos. Y así lo sentimos: como una sucesión de relatos que, al pasar de una mano a otra, construyen un hilo de memoria y emoción.
En sus páginas conviven los textos de Pilar Aguarón Ezpeleta, Ramón Acín, Ana Rioja, Félix Teira, Alix Rubio, Mariano Gistaín, Genoveva Rodea, Raúl Herrero, Cristina Beltrán, Adolfo Burriel, Míchel Suñén, Silvia Barcelona, Jordi Siracusa, Angélica Morales, Juan Villalba, Marta Domínguez, Eugenio Mateo Otto, Cristina Marín Chaves y la que escribe estas líneas.
El volumen se abre con un prólogo de José Luis Angoy y una cubierta de Isidro Ferrer, cuyas miradas se suman a este diálogo entre literatura y arte.
La presentación, coordinada con cariño por Paco Rallo hijo, fue una tarde serena y luminosa. Entre lecturas y recuerdos, flotaba la sensación de estar haciendo algo más que presentar un libro: prolongar una presencia. Dar forma a lo que no se ve, pero se siente.
Las imágenes que acompañan estas líneas son solo un destello de aquella emoción compartida, de los gestos que quedan suspendidos entre palabra y escultura.
KOMBOLÓI es, en esencia, un acto de gratitud. Un puñado de cuentas de memoria que, al deslizarse, suenan al ritmo del arte y la vida de Paco Rallo.

