El pasado jueves, 27 de marzo, viví una de esas tardes especiales que se quedan en la memoria. Presentar Llámame Pingüina en mi barrio, Santa Isabel, era algo que me hacía especial ilusión, y hacerlo en un espacio tan acogedor como el Espacio Creativo DePropio fue, sencillamente, perfecto.
Desde el primer momento, el ambiente estuvo lleno de calidez y cercanía. Compartí con los asistentes la historia de Candela, la protagonista de mi novela, y recorrimos juntas los escenarios que la acompañan a lo largo de veinte años: Malasaña, Conil, Cadalso de los Vidrios, Ortigosa de Cameros, y muchos más. Fue emocionante hablar de Ian, Blanca, Tito, Manu y todos esos personajes que dan vida a la historia. Cada uno de ellos es un reflejo de un tiempo, de un sentimiento, de una búsqueda personal que espero llegue al corazón de cada lector.
Pero lo más especial de la tarde fue la conexión con el público. Ver personas interesadas, escuchando, preguntando y compartiendo sus impresiones hizo que la presentación se convirtiera en una conversación entre amigos. Porque al final, los libros son eso: puentes que nos unen a través de las historias.
Quiero dar las gracias a Laura Renieblas por abrirme las puertas de su preciosa librería y, sobre todo, a todas las personas que os acercasteis a compartir este momento conmigo. Algunos os llevasteis un ejemplar a casa, y espero de corazón que su lectura os atrape, os haga viajar en el tiempo y, sobre todo, os emocione.
Llámame Pingüina es una historia de amor, de encuentros y desencuentros, de cambios y madurez, de Madrid y sus transformaciones. Candela desaparece cada mes de julio para reencontrarse con un amor del que apenas sabe nada, pero a lo largo de los años, también se reencuentra consigo misma.
Gracias por hacer de esta presentación un recuerdo inolvidable. ¡Nos vemos en la próxima!

@ElenaLaseca

