MESA, Sara, La familia. Anagrama, Narrativas hispánicas
Si alguien piensa que la familia es el mejor refugio, el más firme apoyo, ese entorno en el que una se va a sentir a salvo cuando se nos tuerce la vida, que lea a Sara Mesa en esta inquietante novela titulada, precisamente, La familia. Porque, como muy bien expone la autora, no siempre es así. Esta familia carece de todo cuanto cabe esperar en un hogar para que los hijos crezcan sin traumas excesivos, con un mínimo de libertad y respirando algo de aire fresco. Digo algo de aire pues el ambiente es irrespirable.
El motivo, a mi entender, de que esto sea así es la actitud del padre de familia —Padre, con mayúscula, como se refiere la narradora— y, por extensión, del sistema patriarcal más rancio, inflexible y opresor.
«¿Y os castigaban si incumplíais las normas?», preguntan a una de las hijas. Respuesta: «No, porque no las incumplíamos». Esta respuesta me dejó atónita, pero resume perfectamente la situación y la deriva de todos los miembros —Madre incluida, también con mayúscula— de esta familia, tratada con mano de hierro en guante de seda, como solía decirse.
Sara Mesa disecciona con bisturí certero a todas y cada uno de los componentes de esta familia. Del interior de lo que ocurre en esa casa. Un interior que nadie sospecha desde fuera, porque «parecen buenas personas». Solo se permite la autora el recelo de una vecina, que nos aporta un soplo de esperanza, una posibilidad de desenmascarar la opresión, pero que se disuelve como azúcar en el agua.
Al final, un guiño para desmontar a Padre, muy bien resuelto, pero a mí se me antoja insuficiente.
De cualquier modo, recomendaría leerla por lo bien escrita que está y por lo aleccionador que resulta saber que la institución por antonomasia que ha sido en este país la familia no es, ni con mucho, perfecta.
Anima, por otra parte, mirar a nuestro alrededor, a nuestra propia familia y pensar: «pues, ni tan mal».
@ElenaLaseca