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Ayer fue un gran día: la presentación de VOCES. El cuarto libro de Elena Laseca, y su segunda novela, en medio de un gran número de amigos y lectores, en el impresionante escenario natural dispuesto en la Terraza de las Ocas.

Tras un arrollador comienzo por parte del coreógrafo Rey Hernández con su pieza «Destellos», que impactó en más de uno de los asistentes  dio comienzo la presentación propiamente dicha por parte de Carmen Ruiz, directora de Televisión Aragón, que hizo las veces de anfitriona, dando la palabra a Raul Lahoz, editor de la novela y uno de los responsables de Imperium Ediciones, que tras presentar brevemente ese complejo proyecto que siempre supone una editorial, planteó el libro de Elena Laseca como una apuesta decidida y compartida entre los editores y la autora.

 

Carmen Ruiz, hizo una extraordinaria aproximación al texto, a la trama, a los personajes, a las localizaciones, convirtiendo su intervención en una atractiva llamada a la lectura de VOCES. pasando, a continuación a establecer un intenso diálogo con la autora,, incidiendo en las distintas «voces» que atraviesan la novela, permitiendo que la a Elena adentrarse en la personalidad de Yajaira, la protagonista de esta historia que, a la vez que se sube a los escenarios para hacer vibrar con su canto a miles de personas —mujeres, sobre todo— y alzar su grito desesperado de reivindicación y denuncia por la explotación universal de la mujer, piensa en voz alta: “Cuando tenés un hijo, todo lo demás pasa a un segundo plano, ¿no es cierto?”.Y he aquí su lucha.

Y en eso nos fueron metiendo Elena y Carmen, en ese personaje que durante toda su vida, se pelea consigo misma por armonizar estas dos realidades: la necesidad de integrarse en el ritmo de una vida sosegada, ejerciendo el papel principal de madre, con el afán por extender su canto por el mundo entero y convertirse en una gran artista. A veces lo consigue, pero, a menudo, tiene que renunciar a una parte. Sin embargo, no se rendirá porque, tal y como ella declara, “Estaba convencida de que tenía una misión en la vida”. Y tras ella correrá sin descanso.

Y así llegamos casi al final, con la vuelta de Rey Hernando al verde escenario, esta vez acompañado de Ludmila Mercerón y su voz, para llevar a cabo una deliciosa interpretación de la canción «La tarde», compuesta por el santiaguero Sindo Garay, y a la que se hace referencia en la novela.

Finalmente, una larga fila de personas para obtener la firma de la autora que no hicieron otra cosa que, en esa magnífica tarde que el tiempo respetó, presagiar el estupendo recorrido que le espera a VOCES.

 

 

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