«Voces, una gran novela, maravillosamente narrada»
La psicopedagoga y técnica en protocolo Lucía Suarez ha publicado en la sección Cultura con Gafas Violetas, de la web Clásicas y Modernas una magnífica reseña de VOCES, haciendo hincapié en los principales elementos de la novela, aportando su visión sobre mi narrativa, especialmente en lo que hace referencia a la construcción de las mujeres que pelean por ser verdaderamente libres.
Gracias Lucía.
«A todas las mujeres que, en algún momento, han decidido -o simplemente han pensado- volar»
Elena Laseca iniciaba su libro Álex y otras historias con esta dedicatoria. Este es su gran deseo, llevar a todas las mujeres del mundo el mensaje de que pueden volar, de que se atrevan a ser libres y lo hace con lo mejor que sabe hacer, con sus palabras.
En sus libros, sabe integrar a la perfección todos los ingredientes que han marcado la vida de las mujeres. En Voces, el horrible episodio de la violación, sobre la que pivotó la vida de Yajaira, cuya consecuencia fue el detonador de los temidos “espantos” que padecía.
Hablar de la narrativa de Elena Laseca es hablar del mundo femenino: “me siento afortunada solo por tener cerca a mujeres extraordinarias que consiguen que el mundo sea un lugar acogedor y cálido. Cuando escribo lucho a brazo partido para no bajar la guardia, es como llamar la atención todo el rato y que no se nos olvide que los avances son frágiles, que es fácil retroceder…” Elena absorbe todo lo que llevan dentro esas mujeres de las que se rodea y con esa sustancia va construyendo las historias reales de sus mujeres ficticias, historias que confluyen en un punto: el ansia de vivir libres, la lucha por la libertad.
En Voces le da la palabra a Yajaira y a Veguita para que sean ellas las que trasladen ese mensaje y lo hacen, entre grandes altibajos, dudas, sentimientos enfrentados, sentimientos de culpa, en realidad, con todo lo que es habitual en la mujer.
“De repente, me encontré como suspendida entre dos realidades: por un lado, mi tierra, mis raíces, el lugar al que perteneces, el hijo y el hogar: por otro, todas las mujeres explotadas y malqueridas, mis hermanas, que merecían ser escuchadas a través de mi voz.”
En esta continua lucha se ve sumergida Yajaira a lo largo de toda su vida. Por un lado, la imperiosa necesidad de utilizar ese don que poseía: su voz, su música, para llevar un mensaje de esperanza y de luz a todas las mujeres de la Tierra. Por otro, su necesidad personal de disfrutar de las cosas sencillas que nos dan felicidad, pero, sobre todo, de los grandes acontecimientos de su vida: el nacimiento de su hijo y de sus hijas.
Yajaira encierra una personalidad muy compleja, llena de contradicciones, nada extraño en el mundo femenino, que unida a un problema neurológico/mental, le complicarán su carrera artística y su vida personal. Pero detrás de esas contradicciones y de sus “espantos” hay una mujer bella y arrolladora que seduce a hombres y mujeres. En una lucha constante en varios frentes: la misión que se ha impuesto como artista activista y su papel como madre, esposa y amante. Frentes que la llevarán a la extenuación física y mental.
Vega, Veguita, amiga, confidente y en ocasiones amante, es la otra voz de este maravilloso libro que nos conduce por los tortuosos caminos de Yajaira, de América a Europa y de Europa a América. Vega nos puede parecer una víctima de la atormentada Yajaira, pero no, Yajaira le ha proporcionado la posibilidad de disfrutar, de conocer la felicidad, porque ella misma sabe hacerlo, sabe agarrar y exprimir esos momentos mágicos. Aunque esa felicidad viaje en un tiovivo emocional de apariciones y desapariciones, siempre será preferible a la anodina vida de la solitaria Veguita.
Otras mujeres recorren las líneas de Voces, algunas como Olalla, con una personalidad que invita a querer conocerla. Olalla proporciona a Yajaira la paz a la que necesariamente tendrá que acudir de vez en cuando para poder continuar su lucha.
Voces, una gran novela, maravillosamente narrada que, siguiendo el estilo de Elena Laseca, está escrita en un lenguaje sencillo pero culto, que puede conducirnos a la desesperanza pero que, utilizando de forma magistral algunos recursos literarios, dejará abierto un resquicio a la esperanza de VIDA con mayúsculas, de la que Elena es firme exponente, como nos indica su permanente sonrisa.
Original publicado en Clásicas y Modernas.