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Collage Poetas Olvidadas (1)
El pasado 7 de marzo, con ocasión del Día de la Mujer,  vivimos un momento extraordinario en el Homenaje a las poetas olvidadas de nuestra tierra, organizado por la Asociación Aragonesa de Escritores y coordinado por Adolfo Burriel.
Nuestras voces, la mía, junto a las de María Dubón, José Antonio Prades, Cris Rivero, Gloria Mateo y Luis Bazán resonaron con la esencia poética y musical que impregnó la CASA DE LA MUJER. Nos acompañó a la voz y a la guitarra Carmen Santaliestra y al cajón Natalia Arce, redondeando la tarde.
Unas y otros, rendimos tributo a figuras excepcionales como Maruja Falena, Mª Dolores Arana, Carmen Serna, Sol Acín, Rosario Ustáriz y, por mi parte, a Jacques Canales. La magia de la poesía se entrelazó con la melodía, creando un ambiente único.

Jacque Canales

Por mi parte tuve la fortuna de leer dos poemas de Jacque Canales, de nombre real Federica Joaquina Canales Rived.  Nacida en Uncastillo en 1932, murió a los 63 años, en 1995. Aunque fue de vocación tardía (su primer libro se publica en 1985, “Entre la transparencia y la música”) fueron 13 los poemarios que publicó, fue traducida su obra a varios idiomas, y ganó entre otros premios, el Isabel de Portugal, por su libro “En la piel de la palabra”. Dos años
antes de su muerte fue incluida en la antología de poetas hispanoamericanos para el tercer milenio, de Alfonso Larrahona.
Jacque Canales ha sido considerada, y no sin razones, como una de las voces poéticas más destacadas de los últimos años del siglo XX. Su libro “El niño de los ojos de agua”, publicado en 1993 y prologado por José Hierro, fue un hito en la poesía de ese año. “Después de sentir todas las emociones posibles, las fijé en el esquema previamente soñado de mis versos. Tomé el alma entre las manos y escruté su música. Pude comprobar que cada quien sabe qué luz le ampara”. Así se definía en el libro citado. Jacque Canales, desde sus primeros poemas es capaz de colocar los paisajes, las cosas y los sentimientos en ese plano especial en el que nacen y mueren las raíces de la vida.
Y todo ello hecho con la piel de la palabra, como anuncia el título de una de sus obras. Pasión, espuma de silencio, latido, así es el tiempo que nos toca recorrer y así son sus maneras de atraparlo. Y todo ello con una
perfección que sirve para nombrarla como una de las grandes poetas.
Aquí os dejo los dos poemas que leí, merecen la pena, y mucho:
Gracias a todas las personas que fueron parte de esta experiencia. Sigamos celebrando la belleza y la fuerza de la palabra que resuena en cada rincón de nuestra tierra.
@ElenaLaseca

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