BALTASAR, Eva, BOULDER, Penguin Random House
«No creo en esta isla, ni en la felicidad, ni en la pareja, ni en los hijos, ni en dios». Así de rotundas son las afirmaciones de la protagonista de Boulder. De la Patagonia a Reikiavik, esta mujer nos conduce a través de su mundo interior —sin apenas salir a la superficie— por todos y cada uno de los estados de ánimo que atraviesa sin dejarse un solo anhelo, un sueño, una pasión, una decepción, un desconsuelo…, un arrebato de amor.
Eva Baltasar nos cuenta la historia de una forma cruda, sin paliativos, plagada de impresionantes metáforas —montones de ellas e increíblemente atinadas—, con frases cortas y contundentes como puñetazos en la boca del estómago. Utiliza un bisturí preciso con el que va cortando por lo sano hasta dejar la carne en la intemperie, vulnerable, sin apenas capacidad de reacción. Consigue componer una prosa poética y hermosa que te engancha como una droga.
Este libro habla de la vida de una mujer solitaria, que abraza la soledad en la cocina de un barco mercante hasta que encuentra al amor de su vida en Salma, la islandesa que frecuenta un bar de la Patagonia. Por amor, deja el mar y se compromete, no solo con Salma, sino con la vida convencional a la que jamás había aspirado, porque «Boulder» —apodo que le pone la propia Salma y que significa roca— lo que ama es la provisionalidad.
Y llega el deseo de ser madre —el de Salma— y «Boulder» también accede por amor, a pesar de que nunca se había planteado serlo. Y resulta una maternidad invasiva que perturba y vuelve del revés el mundo de esta pareja de mujeres. El sexo, poderoso y pasional, que las mantenía amarradas, se desdibuja inexorablemente.
Eva Baltasar dice a las claras esas cosas que las mujeres nunca diríamos en voz alta para no ser tachadas de insensibles, díscolas y políticamente incorrectas. Pero, a veces, hay que decirlas.
@ElenaLaseca